Verdugos de la inocencia.
Las túnicas que visten sus cuerpos
ojala se prendieran,
y quemaran sus almas
en las llamas de su hoguera.
Verdugos de la inocencia
compulsivos de la dominación,
conductas pedófilas
sin limites de la excitación.
El código canónico vigente
toda una política de silencio
encubre al clero delincuente,
tradicional misericordia
a los culpables
y vergonzoso delito
de encubrimiento.
¡Pecados secretos!
Que gritan confesión
mientras las cúpulas eclesiásticas
son remisas a su condenación.
Por sus culpas
por sus grandes culpas,
ruegen a todos los santos
y al señor,
ni curas milagrosas
ni clínicas psicológicas,
haran reeducar
a esos sacerdotes pedófilos.
Que predican la palabra de Dios,
¡Cuando solo son demonios
de la perdición!
Autora: ©Lola Mejides.Un duende.
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